Bebiendo mucho del cine de los 50, En Garde! nos invita a ser protagonistas de combates coreográficos muy ajustados, donde todo sirve como un arma para ganar.

En Garde! hizo algo que los videojuegos no me generaban hace mucho tiempo. Trasladarme a un ambiente totalmente nuevo para mi y vivir aventuras de una forma en la que no estaba acostumbrado. Haciendo alusión inequívoca a las películas de aventuras de los años 50, donde el plato fuerte siempre eran esas escenas de acción donde el esgrima era como se decidía la batalla final. Y donde la rapidez y agilidad de los duelistas, tanto la espada como con sus filosos comentarios te mantenían atrapado a la pantalla grande en esas épocas.

Desarrollado por Fireplace Games, y siendo la evolución de un proyecto estudiantil del 2018, En Garde! nos pone en la piel de Adalia de Volador, una magnífica esgrimista que vivirá diferentes aventuras donde nuestra espada es nuestra mejor compañía. Acá la rapidez para leer los movimientos de nuestros adversarios y el ingenio para usar lo que tenemos alrededor va a hacer la diferencia entre salir airoso, o conocer la humillante derrota en la punta de un florete.

Desde las olvidadas páginas de la historia…

Nos encontramos en algún lugar de la España de 1883, donde una joven y atrevida muchacha de la élite social llamada Adalia de Volador, no tiene ningún tipo de miramientos al oponerse a los malvados dictámenes del siniestro Conde-Duque. Un gobernante corrupto y malvado que es capaz de robarle el pan a su propio pueblo mediante impuestos y leyes ridículas y que quiere ver a Adalia en el pozo más profundo de su calabozo, así que no escatimará en contratar oleadas y oleadas mercenarios para lograr sus cometidos.

Nuestro viaje comienza cuando El Vigilante (un reconocido justiciero enmascarado, que para nada es nuestro despistado hermano Alejandro de Volador) nos ponga a prueba mediante una serie de desafíos para ver si estamos a la altura de convertirnos en su compañero patiño de aventuras. A lo largo de su vamos a ir aventurándonos por coloridos pueblos oprimidos, oscuros calabozos llenos de enemigos e impresionantes fortalezas repletas de tesoros; donde vamos a conocer personajes muy pintorescos y donde los duelos de espadas nos van a poner a prueba.

Soy Adalia de Volador. Recordad mi nombre!

Si tuviese que darles una descripción rápida sobre la jugabilidad de En Garde!, podría resumirlo en combates a lo Sifu algo más permisivos y con espadas, y algunas zonas de plataformas. Aunque estaría dejando de lado muchos detalles que evocan al cine de la década del 50 y que me eran ajenos: como el intercambio de comentarios sagaces e hirientes como un estoque, o patear cajas o barriles para entorpecer el movimiento de tus rivales. En Garde! trata todo el tiempo de meternos en un género de aventuras algo olvidado, pero que está lejos de ser aburrido.

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Manejando a Adalia, avanzamos por pequeños mapas donde vamos a tener que derrotar a un grupo determinado de enemigos, cada uno con diferentes fortalezas y patrones distintivos de ataque. En sí, éstos no poseen una barra de vida como tal, sino una cantidad de rombos que representan las veces que hay que “tocarlos” para derrotarlos. Por momentos esta disposición de la energía del contrincante me hizo acordar a Prince of Persia.

Además, podesmos ver una barra que representa su defensa, la cual vamos a tener que bajar con ataques, parrys, objetos o alguna que otra habilidad. Definitivamente, disminuir esta barra requiere que nos aprendamos los patrones de ataque de cada enemigo. Vamos a tener que estar atentos a esos patrones para saber qué movimientos usar para contraatacar, ya que de lo contrario les sacaremos muy poca, o nula defensa a nuestro enemigo, y no tardarán nada en rodearnos y bajarnos la barra de vida más rápido que un rayo!

A diferencia del juego de artes marciales citado antes, acá tenemos que tener en cuenta sólo dos funciones principales. La “Parada” (que sería el clásico parry), que usaremos cuando veamos un brillo en el arma de nuestro contrincante, dejándonos desviar sus estocadas con la gracia de una gacela. Por otro lado tenemos el esquive, que es el que vamos a usar para evitar unos letales golpes marcados con color rojo. Estos no solo son muy rápidos, sino también muy dañinos. Obviamente también tenemos un botón específico con el que podemos repartir justicia a espadazos al atacar, pero la realidad es si usamos las mecánicas particulares de parry y esquive como nos invita el juego; obtendremos un baile coreográfico muy pintoresco a la vez que nos deshacemos de los enemigos con más facilidad. Eso sí… dominar estas danzas de esgrimistas no es nada fácil.

Además de estas mecánicas de combate se suman tres habilidades especiales que podemos realizar en base a nuestro “medidor de salero”. Este se recarga cuando derrotamos a un enemigo o cuando hacemos proezas heroicas como saltar desde gran altura y asustar a los contrincantes. Estas tres habilidades únicas sirven para controlar a las masas, mermar toda una barra de defensa o incapacitar enemigos. Aunque la verdad, el combate se vuelve tan fluido y mecánico por momentos que uno se podría olvidar que tiene estas habilidades. Algo que nos obliga a usarlas es que cualquiera de ellas se nos restablece un pequeño porcentaje de la barra de vida, lo cual puede que nos dé un último respiro para ganar un combate en más de una ocasión.

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Otro detalle que nos lleva constantemente a las películas coreografiadas por Bob Anderson, son los elementos que encontramos en los escenarios. No sólo por los objetos en sí, sino porque son muy útiles para luchar nuestros encuentros, al nivel de que sin estos objetos no se podría avanzar en el juego. Vamos a encontrar cosas como cajas, barriles, lámparas de aceite y un gran etc. que nos servirán como objetos que podremos arrojar rápidamente, pero no son los únicos. Las mesas, por ejemplo, las podemos patear para hacer caer a los enemigos enemigos, o los jarrones de porcelana fina muy oportunamente ubicados con los que podemos atorar la cabeza de los oponentes. Esto nos hace jugar constantemente con el entorno y nos hace ver que nuestro florín no es nuestro único amigo y nos va a hacer sentir como el Robin Hood de Errol Flynn usando lo que sea para salir airoso de cualquier situación.

Como ven, el sistema de pelea que usa En Garde! es muy amplio en cuanto a mecánicas, y dominarlo en las dificultades más altas es todo un desafío, pero aunque parezca abrumador les aseguro que antes de que se den cuenta van a estar dominando el florete como el mejor de los mosqueteros. Cabe mencionar también que En Garde! tiene unas secciones de plataformas entre horda y horda de enemigos. Suelen ser pequeñas y extremadamente sencillas, pero cumplen en ofrecer un poco de descanso entre combates a la vez que alarga un poco el juego dejándonos explorar y encontrar pequeños objetos escondidos.

Elegante como un traje del siglo XVII

El apartado visual de En Garde! se me hizo particular. No porque use este stylish cartoon que en algunos títulos queda hermoso y otros veces parece un recurso barato; sino porque goza de detalles y animaciones minuciosas para el género que quiere transmitir sin necesidad de ir al fotorealismo crudo, o quedarse en un minimalismo como en Sifu. No puedo imaginarme a En Garde! con otro estilo que no sea éste. 

De hecho, lo bien ambientados que están los escenarios a veces me hace pensar que algo más se podría hacer. Tal vez correr una caja enorme, subir por una viga de madera o interactuar con algún objeto para alguna animación particular; pero la verdad es que generalmente solo iremos de la “arena de combate A” a la “arena de combate B” a través de un simple pasillo. A pesar de su extrema linearidad, el detalle de cada pasillo y escenario salta a la vista cuánto cuidado y cariño le dieron al apartado visual del juego.

Guitarras y castañas que acarician tus oidos

Existen dos cosas que me enamoraron de En Garde!: la primera es ésta idea romántica de “Yo y mi espada (y ocasionalmente un muy oportuno barril) contra el mundo”. Y la segunda, como se imaginarán, fué la música. Ya desde los créditos iniciales, incluso antes que aparezca el menú inicial; esos acordes de guitarra y castañas sonando en el fondo le dicen a uno en qué ambiente se está metiendo. La banda sonora de En Garde! no solo nos acompaña con buenos temas que evocan a la acción y la épica teatral; sino también en sus sonidos de efectos especiales. Notas graves de trompetas al caer enemigos por escaleras, platillos sonando fuerte al impactar un candelabro en un grupo de contrincantes o incluso cuerdas de arpas que acompañan nuestros saltos acrobáticos. Los efectos especiales sonoros de En Garde! buscan que tengas aún más ganas de usar el escenario como arma. 

Por otro lado. no puedo dejar pasar el voice acting que da mayor vida al juego en todo momento. Si bien es un poco particular que la España del siglo XVII todos los personajes busquen hablar en inglés, no faltan palabras sueltas en Castellano. Esto aplica para locaciones, nombres propios o expresiones con fuerte tonada española a la hora de pelear que le dan ese tinte a dialecto peninsular. Los diálogos tienen un alto contenido de humor que empapan la acción en todo momento, ya sea que estemos cara a cara con el enemigo o simplemente atravesando un pintoresco pasillo hacia la próxima sección.

El oro no brilla si no se pule

Puedo apuntar como un punto negativo la corta duración total de la campaña de En Garde! la cual me dejó con gusto a poco. Aunque es verdad que dominar los combates en cada dificultad, encontrar todos los secretos de cada capítulo y realizar sus desafíos alarga la vida útil del título sin forzarlo. Eso sin mencionar las arenas de batalla donde podremos enfrentarnos a hordas de esbirros del Conde-Duque y exhibir nuestras pulidas habilidades de esgrimistas, lo cual es demasiado divertido. Pero la verdad me quedé con ganas de ver a Adalia en otras situaciones, como enfrentar piratas, o teniendo duelos en algún tipo de plataforma móvil, digamos, carruajes.

También puedo entender que las partes de plataformeo entre sección y sección existen ahí para obtener un relajo de la tensión del combate (y sus derrotas asociadas). Pero es necesario pulir las cajas de colisiones de todo lo que no tiene que ver con la pelea. Los detalles en los escenarios como muebles no-interactuables o rocas del ambiente, no se ajustan del todo a como Adalia interactúa con el ambiente. En más de una ocasión la veremos columpiarse o colgarse del aire, teniendo su objetivo varios centímetros alejado de las manos; o caminando en falso porque un objeto (tal vez una simple piedra) no nos deja avanzar por un pasillo. Depende a quién le pregunten puede parecer minúsculo, pero es algo que ocurrió seguido y que me pinchó la burbuja de realidad heroica en la que me encontraba. Tal vez en un primer parche sea una de las primeras cosas que arreglen, porque sinceramente fuera de esto el juego es muy correcto y logra eso que busca transmitir sin problemas.

En Garde! solo se pone a la venta en PC mediante Steam, a partir de hoy 16 de Agosto y al momento de programar esta reseña la página de la tienda no contaba con un precio.

Conclusión personal

Me encantó En Garde!, eso queda claro a simple vista. Logró generar en mí un interés en ver clásicas películas de la época dorada de Hollywood, así también como leer muchas aventuras de “Capa y espada” clásicas. No fué difícil enamorarme de éstos combates con espadas tan coreográficos y pintorescos. La tensión de saber que un error puede dejarme muy mal parado, pero que mi ingenio y lo que tengo a mano puede dar vuelta el combate es un equilibrio muy bien conseguido en la jugabilidad. Si bien muchas veces me encontré maldiciendo al aire por mi derrota, la verdad es que fueron todos errores propios y totalmente evitables, lo que invita a intentar una vez más. Es difícil no encariñarse con la carismática Adalia de Volador y querer ayudarla a salir vencedora de las situaciones más trepidantes, incluso cuando los números no la favorecen. Aunque la campaña principal puede dejarlos con ganas de más, les aseguro que van a encontrar en En Garde! un gusto nuevo por una ambientación poco explorada y que tiene muchas aventuras para ofrecernos.