En Bow to Blood somos capitanes la Freelancer, una nave primeriza que entra en el torneo homónimo con búsqueda de fama y gloria mientras se enfrenta a otros contrincantes veteranos debido a nuestra inexperiencia en el torneo nosotros arrancamos de la posición más baja y debemos llegar a los primeros puestos. 

Sumado al hecho de que nosotros mismos podemos redirigir la energía de la nave hace los distintos subsistemas para generar mayor poder nos obliga a estar en un constante cambio dependiendo de la situación en la que nos encontremos lo cual puede ser súper interesante si no fuera porque los controles para administrar esto son bastante convolutos y estaremos tocando todos los botones para ver que hacia cada uno hasta que nos derriben.

Pero lo que Bow to Blood tiene de malo en los controles, lo balancea perfectamente con su llamativo sistema de alianzas y es que en el torneo nuestra reputación tiene un peso y a lo largo de nuestro pasaje por las temporadas entablaremos conversaciones con nuestros contrincantes y nos llevaran a tomar decisiones que pueden afectar a corto o a largo plazo nuestro camino a la gloria tanto negativa como positivamente. Por ejemplo, si logramos tener buenas migas con Faro Keats, un capitán que juega bastante sucio, en algún evento de carrera podrá sabotear los sistemas de nuestro rival para que salga ultimo pero esto podra llegar a notarse y generarnos mala reputación. Hay que tener en cuenta que al final de una temporada, los capitanes con la menor cantidad de puntos serán sometidos a votación y el elegido será eliminado de la competencia por lo que también podrían llegar a surgir alianzas frágiles en pos de sacar al miembro menos vital de la ecuación. Las conversaciones son entretenidas y lo suficientemente variadas como para no sentir cansancio con ellas y ayudan a definir la personalidad de cada uno de los demás capitanes, dándonos también una idea de que puede llegar a querer cada uno, manipulandolo a nuestro placer.

Hay que decir sin dudas que el juego sabe cómo lucirse con su estilo futurista combinado con esa sensación de estar en un verano eterno con sus colores pastel, mientras sobrevolamos islas flotantes paradisíacas, a un ritmo tranquilo (con los obvios exabruptos de la batalla) mientras nos preguntamos si alguna vez terminará la diversión para darnos cuenta de que se nos está acabando el tiempo y tenemos que seguir nuestro curso.

Con un nivel de dificultad desafiante donde el cuidado de nuestro barco es vital y bajo la presión de un constante tire y afloje entre la competitividad y la cooperatividad, diría que Bow to Blood es un juego más que recomendable y que sin duda me anotaría como capitán de un navío volador si existiera este deporte tan emocionante en el futuro (!esperemos no tan distante!)